Nieve. Frío. Más frío. Cerveza. Bicicletas. Así resumiría mis primeros días en la que será mi ciudad hasta dentro de unos meses. Más grande y urbanizada de lo que pensaba que iba a estar, me llamaron la atención sus fachadas barrocas y sus tiendas en pleno centro, las cuales no se cansan de ofrecer guantes, bufandas y botas para protegernos de las temperaturas mínimas de este invierno.
Algunas fotos de nuestra habitación y el hostal.
El jueves tras dar una vuelta por la ciudad, decidimos comer en un café (La Paz, Tiensestraat 73) dónde ofrecían algo que no entendíamos, sopa y bebida por 5'5€. La elección no pudo ser mejor, estábamos congeladas y la sopa nos vino genial. Por lo visto aquí es algo bastante típico ya que existen restaurantes cuya especialidad son las sopas (en realidad son cremas muy ligeras de verduras) y por lo que hemos podido comprobar, creemos será una de las cosas típicas de Bélgica de la que más uso hagamos... Están buenísimas!
El viernes visitamos el mercadillo de la plaza Monseigneur Ladeuzeplein y me pareció impresionante. Mientras nevaba, vimos puestos de ropa, de dulces, pan y hasta incluso carnicería! Jamás había visto algo así en Madrid, y me llamó bastante la atención, así que ya sabré donde hacer la compra semanal. Yupii!
Finalmente nosotras, con el modelito típico de estos días.
PD: ¿Os habéis fijado en la mortadela con la cara de un osito?